lunes, 16 de junio de 2008

Lo que quedó de los espejos del callejón del gato



Y le dijo Max Estrella a Don Latino:

MAX: Las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas.
DON LATINO: Conforme. Pero a mí me divierte mirarme en los espejos de la calle del Gato.
MAX: Y a mí. La deformación deja de serlo cuando está sujeta a una matemática perfecta. Mi estética actual es transformar con matemática de espejo cóncavo las normas clásicas.
DON LATINO: ¿Y donde está el espejo?
MAX: En el fondo del vaso.

Pero, me pregunto yo...¿Dónde está el espejo???? ¿Alguien sabe dónde ha ido a parar?Nadie lo sabe...y me pregunto si alguna vez volverán a la calle de la que salieron...

Hoy en día, donde estuvieron los famosos espejos que dieron fama a la calle de Ávarez Gato hay un bar de ¿bravas? en reformas (bueno, me parece que sigue en obras, si me equivoco decídmelo porque hace un tiempo que no me paso por la zona). Además, añado de mi cosecha, que el bar en cuestión era bastante mediocre y poco digno de tener dicha ubicación, yo siempre he tratado de rehuirlo pero no sé por que extraña confabulación del destino he terminado más veces de las que yo hubiera querido en el antro en cuestión. Bueno, dejando este inciso aparte, sigo con los espejos que es lo que nos atañe.

Es una pena que una reminiscencia histórico-literaria como ésta quede reducida a un mini espejo que simplemente da muestra de lo que un día hubo. No es que esté contra el progreso, pero hay cosas sagradas y ya que deciden poner un bar, por lo menos que no sea una franquicia!!! Un poquito de decoro y elegancia que ahí puso su pie Max y su imaginación Valle Inclán.

Seguramente hayamos reflejado nuestro progreso en lo que queda de espejo...

1 comentario:

Antonio dijo...

Los espejos "de verdad" están al fondo del bar resquebrajados.

El dueño me dijo que los destrozaron unos gamberros una noche de borrachera.

Y añadió que por mucho que ha intentado que las autoridades los proteja, restaure o ubique en un museo, no le hacen ni caso.

Efectivamente, también he acabado allí más veces de las que me gustaría...